El recién estrenado año académico sigue profundizando las frustraciones nacidas con la llegada del Covid-19 para muchos: el Banco Mundial estima que el cierre de escuelas en todo el mundo podría generar pérdidas de al menos 10 billones de dólares en ingresos de por vida para esta generación. Vale la pena entonces revisar las enseñanzas que van quedando en el camino, así como aquello que han hecho otros países y que les ha funcionado de cara a un regreso a las aulas totalmente seguro.
- Según informó el diario The Wall Street Journal, en Estados Unidos se ha aprendido que los profesores, y no sus alumnos, son probablemente los principales transmisores del virus en las escuelas primarias. Ésta, entre otras razones, hace que se haya priorizado la vacunación entre los profesores.
- Se ha encontrado que los niños corren más riesgo de infección durante la hora del almuerzo, al estar sin tapabocas y más cerca entre sí. Por tanto, es vital establecer un protocolo para preparar y servir la comida de forma segura. Incluir lavado de manos, turnos de comidas escalonados, desinfección del comedor escolar, formación en manipulación de alimentos y desinfección de utensilios de cocina, platos cubiertos y tazas. La guía de reapertura de las escuelas de Nueva Zelandia establece, en el caso de los servicios de alimentación que prestan los centros educacionales, que la comida debe entregarse en contenedores separados a cada persona sin posibilidad de compartir platos.
- La calidad del aire interior ha jugado un papel en el regreso a clases. El tema, del que hace dos años apenas se hablaba, se ha erigido como una prioridad para todos. “Ventilar las aulas, usar purificadores, reforzar la capacidad de los aires acondicionados para combatir virus, son prioridades”, asegura Daikin, un líder del segmento de climatización.
- La revisión de horarios ha sido una práctica positiva. Por ejemplo, Grecia y Bélgica optaron por clases con horarios definidos de entrada, salida y descansos, así como cuarentena a aquellos que salieron del país.
- La Organización Mundial de la Salud publicó el 14 de septiembre de 2020 una versión corregida de sus consideraciones para las medidas de salud pública relativas a las escuelas en el contexto de la Covid-19 con el fin de orientar a autoridades y educadores a tomar decisiones respecto de la gestión de los establecimientos frente a la pandemia que permitan darle continuidad al aprendizaje educativo y a la convivencia de una manera segura. Establece normas de convivencia como la necesidad de formar pequeños grupos de estudiantes a modo que los profesores no se mezclen entre sí. Llamadas también burbujas, se asemejan a la diferenciación escalonada de Nueva Zelandia por cuanto establecen pausas distintas para ir al baño, alimentarse, salir, recrearse, etc. Incluso la asistencia en días y turnos alternos.
