Foto por Luis Bou
El censo más reciente sobre la población boricua en Puerto Rico demuestra un gran decrecimiento poblacional. Para el 2010 residían 3,714,836 habitantes en Puerto Rico. Para el 2023, en Puerto Rico tan solo quedamos 3,260,314 habitantes. Hemos sufrido una gran emigración de individuos y familias hacia Estados Unidos de Norteamérica. Igual de concerniente es nuestra baja tasa de natalidad: 0.9 nacimientos por cada mujer (una de las más bajas del mundo). Como sociedad, país e identidad, estamos camino a la extinción. Si seguimos en las mismas de siempre, los boricuas pasaremos a ser fósiles entre la humanidad.
Nos toca decidir si queremos la existencia o la extinción.
Necesitamos personas que nos representen y aboguen por nuestros derechos y defiendan nuestras diferencias (tanto geográficas, culturales, como contextuales, según nuestras precariedades), las que definen la experiencia y vivencia boricua. Necesitamos un gobierno que les preocupe la diáspora y haga lo posible en volverla a incluirla. Necesitamos un gobernante que ame a Puerto Rico y procure que su crecimiento poblacional sea el objetivo principal. Sin puertorriqueños no hay Puerto Rico.
De lo más importante que decidimos con estas elecciones (y en estas próximas décadas) es si la existencia del Boricua seguirá viva.
¿Puerto Rico, por qué le temes a la verdad?
No te das cuenta que es una necesidad.
Enfrentar la realidad.
Emanciparse de la mediocridad.
Alianzarse ante la deshonestidad.
Porque la verdad es que si seguimos en las mismas de siempre, desapareceremos de la faz de la Tierra.
Puerto Rico,
¿Qué vas a elegir?
¿La extinción?
No.
La existencia por siempre.
